diciembre 15, 2012

Un lugar especial para Dios

 
…dio a luz a su hijo primogénito… y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. - Lucas 2:7
Cuando era niña, a fines de los años 20, Gracia Ditmanson Adams solía viajar con sus padres misioneros por el interior de China. Más tarde, escribió sobre esos viajes y los lugares abarrotados de personas donde pasaban la noche, posadas en aldeas llenas de gente que tosía, estornudaba, fumaba, bebés que lloraban y niños que se quejaban. Su familia colocaba colchonetas sobre tablas apoyadas en caballetes, en una habitación grande junto a todos los demás.
Una noche nevada llegaron a una posada y la encontraron totalmente colmada. El posadero expresó su pesar, luego hizo una pausa, y dijo: «Síganme». Los llevó a una habitación contigua que se utilizaba para almacenar paja y equipo agrícola. Allí durmieron en un lugar tranquilo para ellos solos.
Después de aquel incidente, siempre que Gracia leía que María «dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón» (Lucas 2:7), admiraba el relato de manera diferente. Mientras que algunos describían al posadero como un ejemplo de la humanidad indiferente y pecaminosa que rechazó al Salvador, Gracia escribió: «Verdaderamente, creo que el Dios Todopoderoso utilizó al posadero como la persona que dispuso un lugar más saludable ante la condición de María que la abarrotada posada, un lugar de privacidad».
Con los ojos de la fe vemos la provisión de Dios para María y la sensibilidad del posadero. Cuan agradecidos que debemos estar por la maravillosa provisión de Dios en Cristo, Él es el mejor regalo que tenemos y el recurso eterno de Dios para nuestras vidas. Seamos sensibles en este mes, especialmente con Dios, busquemos adorarlo, pasar tiempos con Él, servirle más y de todo corazón buscando Su Gloria. Dejemos a un lado el mundanal ruido y estrés que envuelve este tiempo, y enfoquémonos en aquel que se hizo hombre y dejo la gloria celestial para venir a buscarnos. Muchas veces no encontramos satisfacción para el alma, porque la buscamos en los lugares y cosas equivocadas.
Recordemos nuestra satisfacción la encontramos solo en Cristo.