"… Jehová es la fortaleza de mi vida" Salmo 27:1
Tendemos a dividir la vida en categorías: llenamos nuestros días de ocupaciones tales como el trabajo, los pedidos, las tareas del hogar, el cuidado de los niños; y después, tratamos de forjarnos tiempo para actividades «espirituales» como la iglesia, los grupos pequeños, las devociones personales, actividades, etc. Pero sabe no veo esta división en los salmos. De alguna manera, David y los demás poetas se las arreglaban para hacer que Dios fuera el eje gravitacional de sus vidas, de modo que todo se relacionara con Él. Para ellos, la adoración era una actividad esencial en la vida; no algo que cumplir al pasar, a fin de poder reasumir las otras actividades o algo que hacían para que otros lo vieran. Todos nosotros necesitamos experimentar el proceso de permitir que el Señor esté en cada detalle de nuestra vida. Todos necesitamos adorarle, agradecerle y rogar que nos fortalezca para todo cuanto enfrentamos diariamente. Necesitamos darle a Dios el lugar en nuestra vida que solo Él se merece.
Le comento que para mí, los salmos se han convertido en un paso en dicho proceso de reconocer el lugar central que le corresponde al Dios verdadero. Los escritores de los salmos tenían un ansia, un deseo y un hambre del Señor que si los comparo con mis deseos los míos parecen anémicos. Anhelaban profundamente a Dios, como lo hace un ciervo exhausto y sediento de agua (Sl 42:1-2). Yacían despiertos durante la noche soñando con «la hermosura de Jehová» (Sl 27:4). Preferían pasar un día en la presencia del Señor que mil años en otra parte (Sl 84:10). Estos poetas inspirados estaban inscritos en «LA ESCUELA AVANZADA DE LA FE Y ADORACION». Quizá hoy deberías invertir un tiempo con Dios para confortar tu alma, renovar tus pensamientos y permitir que Dios con su bendita Palabra fortalezca tu vida. Hay muchas cosas importantes, urgentes en tu vida, pero necesitas mas que todas estas cosas la fortaleza de Dios para enfrentar este día en el Señor (Ef. 6:10).
Reflexión: Para tener un corazón fortalecido, depende de Cristo y su Palabra en cada instante de tu vida.
Tendemos a dividir la vida en categorías: llenamos nuestros días de ocupaciones tales como el trabajo, los pedidos, las tareas del hogar, el cuidado de los niños; y después, tratamos de forjarnos tiempo para actividades «espirituales» como la iglesia, los grupos pequeños, las devociones personales, actividades, etc. Pero sabe no veo esta división en los salmos. De alguna manera, David y los demás poetas se las arreglaban para hacer que Dios fuera el eje gravitacional de sus vidas, de modo que todo se relacionara con Él. Para ellos, la adoración era una actividad esencial en la vida; no algo que cumplir al pasar, a fin de poder reasumir las otras actividades o algo que hacían para que otros lo vieran. Todos nosotros necesitamos experimentar el proceso de permitir que el Señor esté en cada detalle de nuestra vida. Todos necesitamos adorarle, agradecerle y rogar que nos fortalezca para todo cuanto enfrentamos diariamente. Necesitamos darle a Dios el lugar en nuestra vida que solo Él se merece.
Le comento que para mí, los salmos se han convertido en un paso en dicho proceso de reconocer el lugar central que le corresponde al Dios verdadero. Los escritores de los salmos tenían un ansia, un deseo y un hambre del Señor que si los comparo con mis deseos los míos parecen anémicos. Anhelaban profundamente a Dios, como lo hace un ciervo exhausto y sediento de agua (Sl 42:1-2). Yacían despiertos durante la noche soñando con «la hermosura de Jehová» (Sl 27:4). Preferían pasar un día en la presencia del Señor que mil años en otra parte (Sl 84:10). Estos poetas inspirados estaban inscritos en «LA ESCUELA AVANZADA DE LA FE Y ADORACION». Quizá hoy deberías invertir un tiempo con Dios para confortar tu alma, renovar tus pensamientos y permitir que Dios con su bendita Palabra fortalezca tu vida. Hay muchas cosas importantes, urgentes en tu vida, pero necesitas mas que todas estas cosas la fortaleza de Dios para enfrentar este día en el Señor (Ef. 6:10).
Reflexión: Para tener un corazón fortalecido, depende de Cristo y su Palabra en cada instante de tu vida.