Tendemos a dividir la vida en categorías; llenamos nuestros días de
ocupaciones tales como el trabajo, las tareas del hogar, etc. y después tratamos de forjarnos o abrir tiempo para
actividades “espirituales” como la iglesia, los grupos pequeños, devocionales personales y hasta la lectura de la biblia, formando una
gran dificultad en la disciplina que debemos tener a lo que, a las cosas de
Dios respecta, creando una gran división entre una cosa y otra.
Uno de mis libros favoritos de la Biblia son los Salmos; si prestamos atención en
la correlación de los Salmos en la Biblia veremos de alguna manera, que David y
los demás poetas se las arreglaban para hacer que Dios fuera el eje
gravitacional de sus vidas, de modo que todo se relacionara con Él. Para ellos
la adoración era más que una actividad en la vida. “La adoración era
esencial”. No algo que hacían por religiosidad o para cumplir algún mandato
religioso, tampoco era una actividad en la iglesia o algo del fin de semana que
olvidarían al siguiente día. SEGÚN LOS SALMOS ELLOS VIVIAN SUS POESIAS.
Todos nosotros
necesitamos experimentar el proceso de permitir que el Señor esté en cada
detalle de nuestra vida, para alabarle, adorarle y honrarle por cada por menor de la vida en los cuales tenemos la
bendición de Su presencia.
Para mí, los Salmos se
han convertido en una escuela en el proceso de reconocer el lugar central que
le corresponde al Dios verdadero. Los salmistas tienen un ansia, un deseo, una
determinación y un hambre del Señor que, en comparación a mis arreglos
musicales o momentos de adoracion, los míos parecen anémicos. Ellos anhelaban con todo su ser a Dios,
como lo hace un ciervo exhausto y sediento de agua (Sl. 42:1-2). Yacían
despiertos durante la noche soñando con "la hermosura de Jehová" (Sl.
27:4). Preferían pasar un día en la presencia del Señor que mil años en otro
lugar (Sl. 84:10). Reconozco que a veces no poseo un corazón y anhelo parecido
al de ellos y que tengo necesidad de imitarlos, para vivir más cerca y ser
guiado por Dios.
Yo entendí que estos
inspirados poetas estaban inscritos en “la escuela avanzada de adoración”. Y que
posiblemente si meditamos más en los salmos podremos adquirir un poco mas de esa
virtud que necesitamos, para una vida con mayor influencia y presencia de Dios.
“Para tener un corazón para Dios,
debemos tener más y mejor tiempo meditando en las Sagradas Escrituras.”
BENEFICIOS de MEDITAR en la PALABRA de DIOS
La pasión y el deseo de
aprender de Cristo, son las fuentes más provechosas que procuran y facilitan
una unión más íntima con nuestro Señor y nos trazan un camino seguro hacía la
santidad.
1. Cuando medito renuevo
la mente y cambio los pensamientos, estableciendo un patrón de cambio diario en
mi vida y conducta (Jo. 1:8; Sl. 1:2-3).
2. Cuando medito y
memorizo imito el ejemplo del Señor Jesucristo (Mt. 4:1-10).
3. Cuando medito equipo
mi mente y corazón para las situaciones diarias (Mt. 22:29-40).
4. Cuando medito permito
que la Palabra, se escriba en mi corazón, y puedo responder con obedientemente
al Señor (Dt. 6:6-8).
5. Cuando medito la
Palabra de Dios, ella me da dirección (Sl. 119:24, 105).
6. Cuando medito soy más
productivo y efectivo al testificar (Is. 55:11).
7. Cuando medito poseo el
arma más poderosa para vencer la tentación (Mt.4:1-10) y para lograr la
victoria sobre el pecado (Sl. 119:9-11).
8. Cuando medito la
Escritura forma parte integral de mi vida de oración (Hch. 4:24-31).
9. Cuando medito la
Biblia me capacita para enseñar, aconsejar, animar y edificar a otros creyentes
(Colosenses 3:16, 2 Ti.3:16, 2 Ti.2:15).
10. Cuando medito la
Palabra de Dios me consuela y vivifica (Sl. 119:52,93).
11. Cuando medito la
Biblia da estabilidad a mi vida espiritual (Sl. 37:31, 40:8).